google-site-verification: google2a8fc36fe87cb97e.html Zenith English Centre : Guerra de Globos

Guerra de Globos

 

Guerra de Globos





 Había una vez una profe de ingles que tuvo uno de los días mas caóticos de su vida pero a la vez uno de los mas dichosos de su jornada de 25 años como docente. Dos niños fueron los protagonistas de esta historia quienes un día tocaron las puertas de mi aula siendo guiados de la mano por su mami para iniciar su primer día de clases de ingles. Estaban llenos de temor. Era evidente que no querían estar ahí. Por igual experiencia han pasado por mi aula tantos otros niños y siempre después del primer día de clases, el temor menguaba y comenzaban a relajarse y ser ellos mismos. Pero con estos dos niños, la historia no seria así. Las semanas pasaron y ellos seguían encerrados en si mismos como tortugas en su caparazones. No hablaban, solo respondían a lo que uno les preguntaba y siempre en la forma mas escueta posible, sin expresar ninguna emoción.

Con el pasar del tiempo, la madre me explico que sus hijos anteriormente asistían a una institución en la que fueron en cierta forma ridiculizados ya sea por su timidez o por su falta de confianza en si mismos a la hora de tener que responder preguntas. Esto llego a ser tan constante que los niños literalmente empezaron a odiar la idea de estudiar ingles junto con todo lo que se relacionara con la materia.

Así que ahí, en mi salón de clases tenia ante mi a estos dos niños, tan pequeñitos, tan vulnerables con tanto temor completando sus ejercicios en silencio. Los observaba y trataba de comprender en mi mente que es lo que desencadena este tipo de reacción. ¿Qué errores podemos cometer como docentes que traen aparejados estos rasgos emocionales? Sera que inconscientemente como docentes, en nuestro afán de impartir clases, de desarrollar contenidos, pasemos por alto la sensibilidad del ser humano hasta producir cicatrices en el alma de un niño a quien originalmente teníamos la intención de instruir, de elevar y de edificar?. ¿Sera que al estar tan enfocados en programas y contenidos perdamos de vista el factor humano?.

Con el tiempo me empezó a resultar muy difícil impartir esa clase. Me empezó a afectar el que después de varios meses siguieran sin hablar, sin compartir lo que fue su día, sin expresar emociones. Ya no sabia que mas hacer para que se sintieran seguros, queridos y valorados.

Mas un día cuando empezaba a acostumbrarme a la idea de que nunca me ganaría su confianza, sucedió lo inimaginable. Unas horas antes, ese mismo día habíamos celebrado el cumpleaños de un alumno y para ello habíamos decorado el aula con globos. Tras la clase estos globos habían quedado en el aula, algunos aun adheridos a la pared y otros diseminados por el piso.

Aquel primer grupo se retiro para dar inicio a la siguiente clase que era la de estos dos pequeños. Como era de costumbre, estos dos niños, sin mediar palabra, solo intercambiaron miradas. Al parecer, de alguna manera tenían una forma de comunicarse con la mirada, se levantaron de sus asientos y tomaron los globos. Fue la primera acción espontanea que habían hecho en varios meses. Mi corazón se alegro, tal vez los globos eran el ingrediente que había faltado todo este tiempo. Pero lo que nunca habría podido anticipar fue lo que sucedió a continuación, cuando de repente estos dos niños con sus globos en las manos vienen riendo y corriendo hacia mi, los dos pequis se confabularon, fue una emboscada contra la profe, una verdadera guerra de globos, profe contra alumnos, alumnos contra profe, muchas risas, muchos globos y mucho correteo. Fue una clase terriblemente caótica, nuestro griterío y ruido muy probablemente habrá molestado a uno que otro alumno del aula contigua, pero ese día nada de eso importo, porque ese día estábamos celebrando una victoria, estábamos celebrando, -aun sin palabras pero si con acciones-, que los miedos del pasado se habían hecho trizas, se habían hecho añicos como tantos globos en aquel aula, aquel día.









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